Cuyas historias, i alabanças por
tan gloriosas empressas, refieren, i
encarecen con
razōrazon, muchos, i graves Autores.
I aun no pudo negarlas el
FrācesFrances Forcatulo, si bien
descubriẽdodescubriendo el odio, ô envidia, que
los de su Nacion tienen à la de España, dize, que los Portugueses obrar on estas hazañas, por huir de
su mucha miseria i pobreza.
Siendo assi, que el principal logro, i
tesoro, que sus invictos Reyes prerendieron en estas conquistas, fue
convertir, i ganar à Dios, i à su
Iglesia, las almas de tantos infieles, como lo manifestô la piadosa Embaxada,
que el Rey Don
Manuel embiò al Papa Leon Decimo el año de mil i quinientos i
veinte i tres. I la carta, digna de
tener en memoria, que el Rey
DōDon
Iuan el Tercero escrivio à su Virrey de la India Don Iuan de Castro,
I el gran cuidado, que siempre tuvieron, de buscar, i embiar
escogidos Ministros para estas
cōversionesconversiones. Entre los quales fue
uno, el que valio, i puede valer por muchos, Bienaventurado
San Francisco Xavier,
que peregrinô once años en estas tierras,
en los quales bautizò innumerables personas, que solo en el pueblo de Tholo passaron de veinte
mil, i procedio de suerte, que es tenido, i llamado Nuevo Apostol de
ellas, i por aver resplandecido en
virtud, i milagros, merecio ser canonizado con general aplauso de
todo el Orbe Christiano, por Gregorio Decimo quinto en doze de
Março del año de mil i seiscientos
i veinte i dos.