Demas, que en constando, que
el Papa, ò qualquier otro Principe, haziendo, ò concediendo alguna cosa, tuvieron voluntad de derogar el derecho contrario, como
vemos que sucedio en nuestro caso, esso basta, i no es necessario andar buscando derogaciones formales, segun dotrina de
Iuā
Iuan
Andres,
referida, i seguida por otros muchos que cita Rebufo, i en particular por Decio, que habla en terminos de otro privilegio, por el qual
se quitaban los diezmos al Parroquiano.
I dan por
razō
razon
, que pues
de otra suerte no pudiera subsistir
esta concession, solo el concederla
induce derogacion, ò dispensacion
de là obstancia, en quien es llano,
que no pudo ignorarla.
I en esto
mesmo se conforma Hercules Marescoto,
despues de aver tratado muy en nuestros terminos, que
clausulas, i requisitos seran necessarios, para que se tenga por derogado el Concilio Lateranense, i en
q̃
que
difiere de las derogaciones del Tridentino.