En segundo se le
māda
manda
, que cuide de todo lo que entendiere pertenecer, i ser necessario para el mejor govierno de aquellas Provincias, i de ver, i resolver las cartas,
i relaciones, que se fueren embiando dellas. I que para estar mas
desembaraçado para esto, se ocupe lo menos que fuere possible en
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ver, i determinar pleitos entre partes, dexando este cuidado à las Audiencias, i Chancillerias, i no avocando, ni trayendo à si las causas
que ante ellas pendieren, i devieren pender, sino es muy raras
vezes, i con grande ocasion.
Por
que aunque semejantes avocaciones, i evocaciones, se suelen conceder à los Senados Supremos, limitandose, en
quāto
quanto
à ellos, la regla,
de que donde se comiença el juizio, alli se debe acabar,
ha de ser
interviniendo gran causa, como lo
dizen nuestras ordenanças, i latissimamente, (aun hablando no solo
de Consejos, i Consejeros, sino de
Principes absolutos, i Soberanos)
lo resuelven, despues de muchos
Autores antiguos, Pedro Rebufo, Covarruvias, Bobadilla, Mastrilo, i otros copiosos Modernos
que añaden bien, que se haze
grave injuria al juez, ò Tribunal
à quien de derecho toca el conocimiento de alguna causa, no solo
quando se le quita del todo, sino
aun quando se les juntan, i associan
otros juezes foraneos, que intervengan con ellos en sentenciarlas.