Que se les estorve, i quite sobre
todo la idolatria, i
quātosquantos generos
de abusos, i supersticiones, huacas,
adoratorios, sacrificios de
hōbreshombres,
niños, animales, ò qualesquier otros, que en montes, i lugares escondidos, ò en otras formas, pretendieren hazer à sus idolos; lo
qual bien se vè, quan digno es de
reparo, i castigo, pues no ay pecado de que mas se ofenda
nr̃nuestro Dios,
i Señor verdadero: i assi la sagrada Escritura
le llama, i califica
por el mayor de los mayores, à cada passo, i Tertuliano, por el principal, que puede cometer el genero humano, la suma culpa del siglo, i toda la causa del juizio, i es
tanto lo que está escrito en su detestacion, que debemos contentarnos con apuntarlo. Añadiendo en
nuestro proposito de los Indios,
las piadosas quexas, i
sentimiẽtossentimientos,
que escriben el Padre Acosta, i otros Autores,
de que de esto no
aya cuidado, ni se cuide
tātotanto, como
se debe, por los Ministros que lo
han tenido à su cargo; i los medios
que se podrian poner para que se
mejore, i para quitarles los idolos
en los montes, i los malos viejos
Dogmatistas, que les persuaden, i
fomentan por su interes, ò por sugestiones del diablo, un pecado
tātan
execrable. Siendo assi, que no se
hallarà cosa que mas apretada, i repetidamente se aya mandado por
nuestros Reyes, i señores, i su Real
i supremo Consejo de las Indias,
parece, que teniendo delante de
los ojos las graves, i santas palabras, con que el Concilio Africano pidio remedio de
semejātessemejantes idolatrias,
que duraban en los lugares maritimos, i otros escondidos
de Africa, à los Emperadores, lo
qual ellos pusieron luego en execucion, como consta de muchas leyes
del Codigo.