I hablando en terminos de la saca, i beneficio de metales, i
q̃que su mayor aumento, no debe
prepōderarpreponderar
à la observacion de las fiestas, lo dexò advertido piadosamente Georgio Agricola,
limitandolo, en caso,
q̃que la ruina de las minas, ò el valerse de las aguas, ò otra causa repentina, i precisa, no
dispẽsassedispensasse esta
ley, por acudir à gozar de la
ocacasiōocasion, ò reparar graves daños,
q̃que resultariāresultarian dela
tardāçatardança;
porq̃porque esto no
se tiene entonces por
cōtrariocontrario à la
Religion, como
tambiẽtambien lo declara
el derecho Canonico.
I lo mesmo
se dize, i debe praticar en la labor
de los campos, como lo advierte
Copino, i otros.
I es buen
exẽploexemplo
el que pone el Pontifice
AlexādroAlexandro
III.
de aquella pesqueria,
q̃que llaman
Alecia, ò
Halecia, que la podemos comparar à la de los Atunes, i
porq̃porque estos pescados no pare|
cian en la Costa sino raras vezes,
permite à los habitadores de ella,
que se sustentaban de esta grangeria, que, aunque sea en dia de
fiesta, puedan gozar de la ocasion
que el tiempo les ofreciere, como
de lo que se pescare se dè alguna
parte à pobres, i Iglesias. I bien
llano es, que à ninguna cosa inclinaremos mas facilmente à los
Indios, que à la observacion de
las fiestas, assi por su natural inclinacion al descanso, como porque eran observantissimos de las
que à su modo tenian, i celebraban
en su infidelidad, como largamente lo refiere Fray Iuan de Torquemada.