Fuera de que, aunque arrojadamente dixo Nicetas, que no ay cosa, que no puedan corregir, i emendar los Reyes, i Emperadores, ni que sobrepuje sus fuerças, i autoridad.
Mucho mas cierto i llano es el aforismo del Tacito, que no puede dexar de aver vicios i pecados, donde, i mientras huviere hō bres hombres , i principalmente en provincias tan remotas, i apartadas de sus Reyes. En las quales, como lo advierten, i reconocen varones de grande experiencia, hablando en nuestro mesmo caso,
los mandatos de los Principes suelen ser vanos, ò llegan floxos, i se descubre ancho campo à los que las habiran ò goviernan, para juzgar i tener por licito, todo lo que les pide ô persuade su antojo; porque la temeridad humana menosprecia facilmente lo que està muy distante; i assi como los Medicos tienen por sumamente dificultosa la cura de los pulmones, si comiençan à enfermar; porque para llegar à ellos la medicina, que se les ha de encaminar por el estomago, es larga, i mui estrecha, ò cerrada la via. Assi tā bien tambien la distancia del supremo poder, i autoridad, àpenas permite, que en semejantes provincias, se puedan esperar ô lograr oportunos remedios, con que cessen, ô se alivien sus males i enfermedades.
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