TOdos los que por eſscriptura publican algũalgun fructo de ſsu ingenio, ſuelẽsuelen al principio de ella proponer el Prologo, en que dan cuenta a el Lector de lo que mas notable les parece, a fin de atraherle a que la lea. Mas yo dudoſso ſsi alguna coſsa hai en mi obra que merezca ſser leida, tuue por mejor, que el Le
ctor a ſsu rieſsgo ſse puſsieſsſse en leerla, que no ſsiendo por mi Prologo engañado, y en recõpenſarecompensa de el tiempo que en leerla haura (no ſse ſsi diga) perdido, proponerle al fin el Prologo (que hauia de eſstar al principio) para que el ſsea juez de mi lectura, ſsi ella ha cumplido lo que prometio el Prologo, y no ſsea el Pro
Efecto de eſste Prologo.
logo ſsu engañador, para prometerle lo que la lectura no pueda cumplir, y juntamente con eſsto declarar el Vſso que de eſsta eſscriptura puede tener el Lector, que es el principal ſseruicio que le puedo hazer, aclarandole mis motiuos, para que entienda el prouecho que de ella puede ſsacar. Ante todas coſsas pro
teſsto que todo lo por mi eſscripto, ni parte de ello no tenga mas ſser, valor, fuerça, ni auctoridad, de quanto no ſse apartare de la doctrina de Ieſsu Chriſsto nueſstro maeſstro y ſseñor, y de ſsu Eſspoſsa la. S. Igleſsia Catolica de Roma, y ſsu Vicario el. S. Padre Apoſstolico que en ella preſside, a cuia auctoridad y cenſsura, y de quien ſsu poder legitimo tuuiere, ſsubjeto mi perſsona y eſscriptura, dichos y pẽſamientospensamientos, para que ſsin eſsperar conſentimiẽtoconsentimiento mio, ni comunicarlo conmigo, lo que contra eſsto hallaren no ſsolo lo borren y teſsten, mas lo haian por no dicho ni eſscripto. SegũSegun
damente ſse haia por no pueſsto, todo lo que en qualquier manera derogaſsſse, o parezca contrauenir a la auctoridad y grandeza dela Catolica Corona de Caſstilla y Leon, y de la Mageſstad Real de el Rei nueſstro ſseñor, que por Dios y con ſsu gracia en ella preſside, y aſsſsi miſsmo la ſsubjeto a la autoridad de ſsu grãgran Conſsejo, para que en tanto valga y ſsea recebida, quãtoquanto de las loables coſtũbrescostumbres de nueſstros Maiores los antiguos y preſsentes Caſstellanos no ſse apartare. Sobre eſste fundamẽtofundamento pido ſser leido y acceptado, y contra eſsto ni quiero biẽbien ni fauor, ni por tal le terne aun que ſse me de. Ahora dare cuenta en general
y en particular de eſsta eſscriptura, la qual ſsepa el Lector que es parte de otra maior, en que tengo ſsumado, reportado y declarado todo el Derecho de el Reino, por la orden que aqui van tratados los CõtractosContractos, aunque por ir eſsta eſscriptura ſsola, y deſsmembrada de la vniuerſsal, cuio miembro es, porque no fueſsſse imperfecta, fue neceſsſsario (aunque en pocas partes, y alli en poco) alargarſse. Deſsſseo de el bien de el proximo me mouio a publicar eſsta parte, plega a el que la ha pueſsto en el eſstado en que eſsta, ſsin tener reſspecto a quien yo ſsoi, ſsino a quien el es, la de ſsu gracia, para que ſsea de algun fructo a las animas de ſsu Igleſsia Nueſstro maeſstro y ſseñor Ieſsu Chriſsto
(el ſsea loado) mientras en eſste mundo eſstuuo, deſsde ſsu nacimiento haſsta ſsu glorioſsa Ascenſsion, ſsiempre ſse ocupo en predicar ſsu ſsancta Lei, haziendo por obra lo que enſseñaua de palabra. Eſstas dos partes tiene la Lei de Dios, y para la primera que conſsiſstia en la doctrina eſspeculatiua, hallo muchos mas diſscipulos, que para ponerlo en obra, que aſssi como diſsputar de la Lei đde Dios es coſsa dulciſsſsima, el ponerla por obra (que conſsiſste en enfrenar ſsus apetitos, tomar la cruz tras ſsu Maeſstro, y no dexarle al medio camino) es obra mui dura, quanto ſsuele ſser mas, el hazer que el dezir. Eſsta parte de el enſseñar (que podemos llamar Teorica) muchos la enſseñan, tras cada canton ſse hallan maeſstros. La otra parte, que es la Practica, ofrece eſste libro, y yo
en ſsu nombre propongo dos coſsas que en el ſse enſseñan, que ſson los quicios ſsobre que el libro ſse mueue. La primera, obediencia a los maiores, aſssi eſspirituales como temporales, que ſson, la Igleſsia, y Papa, y ſsus Miniſstros, y el Rei, y Reino, y ſsus Miniſstros. La ſsegunda es, el amor de el proximo, para no le engañar (o por mejor dezir, no engañar a ſsi proprio) en lo que contractare. Quien eſsto aborreciere, dexe eſsta lectura, y leala, quien lo amare.
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