Ley. XXVI. Que coſsas deuen preguntar los Confeßores a los que ſse les van a confeſsſsar.

SImplemente deuẽ los con feſsſsores oyr las confeſssiones de los pecadores: e deſs pues que ouieren confeſsſsado ſsus pecados, han les de preguntar delas coſsas que ſson a derredor del pecado: aſssi como dize la ley ante deſsta. Pero deuen ſse mucho guardar, que les nõ fagã preguntas ſseñaladas b de las maneras del pecado: mas generalmẽte les deuen preguntar, en quales maneras pecaron, Otro ſsi deuen guardar que non peſscudẽ alos q ſse confieſsſsan, ſsobre pecados eſstraños e muy ſsin razon, que non vſsan los omes, porq̃ podria acaeſscer q̃ por algunas de tales demandas ſse mouerian a fazer algunas coſsas q̃ ante non ſsolian penſsar, nin ſsabian. Mas ſsi por auentura acaeſs cieſsse, que el que ſse confieſsſsa, fueſsſse necio o vergonçoſso: e el clerigo vieſsſse en el algunas ſseñales que ſse enuergonçaua de las dezir, entonce bien le puede preguntar, faſsta que ſsepa la verdad de aquel peccado que encubre. E otro ſsi pue de preguntar a todo ome que viene a ſsu confeſssion de los pecados que ſson vſsados c aſssi como de ſsoberuia, de muer te de ome, de auaricia, de adulterio, o de furto, de perjuro, de falſso teſstimonio, e de los otros yerros, en que caen los omes a menudo, e ſson como de cada dia. Otro ſsi, deue el confeſsſsor mandar al que ſse le confieſsſsa, que quantas vegadas viniere a penitencia, ſse ſsiente alos pies del clerigo, que lo confeſssare, omildoſsamente d. Pero ſsi fuere muger deue la caſstigar, que ſse aſssiente a vn lado del confeſssor, e non muy cerca, nin delante: mas de guiſsa, que la oyga, e non le vea la cara. e Porque dize el Pro feta Abacuc, que la cara de la muger, es aſssi como llama de fuego que quema al que la cata. Onde el clerigo que ſse deue guardar de non fazer yerro con las mugeres, ha meneſster, de non le ver la cara, nin otra coſsa: porque aya de mouer ſse a errar.
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