REcobran los pecadores
ſsin dubda por la penitencia, la gracia de Dios, que auian perdido por los pecados, mortales que fizieron de
ſspues del bapti
ſsmo: onde por e
ſsta razon, e pro tan grã de que viene ende a los omes,
ſse deuen confe
ſsſsar a menudo. Ca toda co
ſsa que trae al ome a amor de
ſsu
ſseñor, nõ la deue tardar: quanto mas tal como e
ſsta que gana por ella el amor de Dios, e mejora
ſsu vida, e
ſsalua
ſsu alma. Ca tan grãde es la
ſsu virtud, e la
ſsu merced, que nunca de
ſsprecia la penitencia de los pecadores, maguer que ayan fecho muchos pecados e grandes:
ſsolamente que la fagan de buena voluntad, e
ſsin engaño. E |
por e
ſsto todo Chri
ſstiano deue procurar de la fazer: quando es
ſsano
a, ca es mas
ſse guro porende del alma, e del cuerpo. E avn
ſsin e
ſsto le ha Dios mas que agrade
ſscer, porque la fizo en tiempo que pudiera pecar. Ca el que dexa de fazer penitencia, fa
ſsta
ſsu enfermedad, o fa
ſsta que es viejo: mas
ſsemeja, que dexã los pecados a el, que non el, a los pecados. E avn ay otra razon porque non deuen los omes tardar de fazer penitencia: porque las en fermedades los aquexan alas vegadas de gui
ſsa que los
ſsacan de
ſsu memoria, e nõ
ſse pueden confe
ſsſsar como deuian. E
ſsin todo, e
ſsto acae
ſsce muchas vezes, que viene la muerte a tan
ſsubita, que nõ la pueden fazer, maguer quieran. Pero como quiera que los omes yerran, quando la tardan, non deuen por e
ſsto de
ſse
ſsperar, nin dexar de cõfe
ſsſsar: ca mayor es la merced de Dios, que los pecados que los omes fazen, o podrian fazer.